miércoles, 26 de marzo de 2014

Confesiones frente a un café

En la novela Goldfinger,  Ian Fleming comenzaba hablando de Bond, James Bond, sentado frente a un filete reflexionando sobre su última misión.

Supongo que si el agente 007 hubiera sido escritor en lugar de espía habría tenido, como yo y como tantos otros,  sus propias reflexiones frente a una humeante taza de café. Pero claro,  James era británico y allí se lleva más el té.

Creo que el café es fundamental para un escritor, de hecho conozco pocos escritores y lectores que no se pirren por una lectura acompañada de una taza de café, té o cualquier otra cosa parecida.

A mí, desde luego,  el café me vuelve loco,  y frente a él acabo de tomar una decisión.
Cuando pasen los concursos literarios a los que he enviado mís obras pienso publicarlas en Amazon.
Si no gano los concursos,  claro...

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