miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Has tenido hoy una buena idea?

Desde que Thomas Edison la inventó, la bombilla se ha asociado con las ideas. Tienes un pensamiento genial, un brillo creativo y lleno de ingenio, y ¡FLASH! se te enciende una bombilla imaginaria sobre la cabeza.
Ojalá tener una buena idea fuese tan fácil como dar al interruptor de la luz pero lo cierto es que tener una buena idea, una realmente buena, puede ser algo mucho más difícil de lo que la gente imagina.

¿Cómo surgen las ideas?

Habrá quien diga que una idea se produce gracias a la capacidad imaginativa del individuo, a la cantidad de información que procesamos y la manera en que podemos usarla o estructurarla, o tal vez a las facultades deductivas de la persona que tras observar y estudiar un determinado asunto piensa en cuáles pueden ser los siguientes pasos o consecuencias.

Bla, bla, bla, todo eso está muy bien y quizá algo de ello (o puede que todo) sea hasta cierto y coherente pero en realidad, queridos lectores, las ideas son como la energía. No se crean ni se destruyen. Simplemente están ahí. Y por tanto no podemos tenerlas, solo interactuar con ellas.

¿Me seguís?

Lo que quiero decir es que nadie "tiene" una idea.
Las ideas están flotando en el aire y vamos a cruzarnos con ellas pero está en nuestras el aprovecharlas o no, y tened por seguro que si nosotros no lo hacemos otros sí que lo harán.

¿Nunca os ha pasado que habéis visto una película o leído un libro sobre un tema con el que vosotros ya habíais imaginado? ¿Nunca se os ha adelantado alguien en algún proyecto o trabajo con algo que estabais desarrollando también vosotros?

Algo así le pasó a Antonio Meucci.
Sabéis de quien hablo, ¿no?
Antonio Meucci, ya sabéis el inventor del teléfono.
Y dirán muchos: "¿Qué dices, tío? El inventor del teléfono fue Graham Bell."

Pues no, señoras y señores, fue Antonio Meucci quien inventó el aparato que conocemos como teléfono en 1857, pero no sería hasta casi 20 años después, en 1876, cuando Graham Bell lo re-crearía y lo patentaría, llevándose así la fama y la gloria.

En realidad, el bueno de Graham no copió nada al pobre Antonio. Ambos estaban trabajando casi al mismo tiempo en idénticos proyectos porque habían tenido la misma fantástica idea.

O más bien, la idea flotante se había topado con aquellas dos mentes pensantes casi en el mismo momento.

Esto es algo que también me pasó a mí.

En 2007 se me ocurrió una idea genial para un libro.
Había sucedido un terrible desastre que había arrasado el planeta y la humanidad superviviente se había visto forzada a buscar refugio en el interior de la tierra, bajo suelo, y vivían en ciudades subterráneas que se conectaban entre sí gracias al metro.

Nunca escribí ese libro. En aquel entonces me hallaba en mi momento "en blanco" y andaba algo alejado de la escritura.
Para mi sorpresa, un tío ruso de cuyo nombre no puedo acordarme ha escrito esa misma historia.
Podéis encontrarla en la FNAC de Madrid y en otras muchas librerías. Se llama algo así como "2033" que es el año en el que transcurre la historia.

¿Os lo podéis creer?

Un tío de Rusia, al otro lado del mundo, está vendiendo libros  en España con una idea que se me ocurrió también a mí.
No solo eso.
¡El tío ha sacado la 2º PARTE de la historia!

¿Qué quiero decir con esto?
Lo mismo que dijo el publicista británico Paul Adler en su obra"El libro más vendido del mundo":
Las ideas no son de nadie.
Están por ahí, flotando.
Si consigues una no pienses que solo se te ha ocurrido a ti. Puede que esa misma idea la esté pensando un millar de personas en cualquier otra parte del mundo.
Así que aprovéchala.
No dejes que se te escape.
Sobre todo si es una buena idea.

Eso fue lo que le pasó al pobre Antonio Meucci.
Y creo que a mí también.

Así que ya sabéis, a escribir,a escribir,a escribir. No vaya a ser que alguien venga y publique lo que hemos ideado.